Europa está enfrentando desafíos significativos en el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), quedándose atrás en comparación con Estados Unidos y China. Uno de los principales problemas es la falta de inversión suficiente en investigación y desarrollo en IA. Mientras que en EE. UU. y China las inversiones y la infraestructura avanzan rápidamente, Europa se encuentra limitada por una regulación estricta y desigualdades en las normativas entre los países miembros de la Unión Europea.
Además, las barreras jurídicas y la lentitud en la implementación de un marco legal unificado están frenando el avance de la industria en Europa. Aunque estas regulaciones buscan establecer un entorno seguro y armonizado para el desarrollo de la IA, su aplicación desigual y tardía crea incertidumbre y dificulta la competitividad de las empresas europeas.
Compañías como OpenAI, Anthropic, Google y Meta marcan el ritmo de esta tecnología y son las creadores de los grandes modelos como GPT, Gemini, LLaMA o Claude, modelos que o bien no llegan o bien llegan tarde a la Unión Europea debido a la regulación local.
La próxima IA multimodal de Meta, la cual es un modelo inspirado en nuestros propios sentidos. El ser humano ve, lee, oye y entiende, todo a la vez y en tiempo real. La IA multimodal es parecida. Es un modelo de IA que puede procesar e integrar datos en diferentes formatos, como texto, imágenes, audio y vídeo.
En los próximos meses lanzará este nuevo modelo de inteligencia artificial multimodal, pero no en la Unión Europea. Esto es dado a la naturaleza impredecible del entorno normativo europeo. También lanzará otro modelo de generación de texto que sí estará disponible.
El plan de Meta es integrar esta inteligencia artificial en diversos productos, desde los smartphones hasta en las gafas inteligentes Meta Ray-Ban, donde una tecnología como esta tiene muchísimo sentido. Sin embargo, los usuarios europeos no podrán usar estos modelos, ni siquiera siendo open source. No solo no podrán los usuarios, sino que tampoco podrán acceder a ella empresas que quieran desarrollar productos y servicios con esta IA como base.
El principal problema radica en el equilibrio entre la privacidad de los usuarios y los avances en inteligencia artificial (IA). Encontrar un punto medio es difícil, y la situación es tensa. La Unión Europea (UE) protege rigurosamente la privacidad, lo que lleva a las empresas tecnológicas a evitar lanzar productos que incumplan el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) y que puedan resultar en multas millonarias. Como consecuencia, prefieren excluir a los usuarios europeos, reforzando la percepción de que la UE se está quedando atrás en IA, lo cual es cierto.
En mayo, Meta anunció que usaría publicaciones públicas de Facebook e Instagram para entrenar sus modelos de IA generativa. Informaron a los usuarios europeos y les dieron la opción de revocar su consentimiento. Meta argumenta que, sin estos datos, sus modelos no entenderán adecuadamente los idiomas, culturas y temas actuales europeos, lo que los haría menos útiles para los europeos. Aunque Meta aseguró haber informado y recibido retroalimentación de los reguladores europeos, la UE les obligó a pausar el entrenamiento con datos europeos tras anunciar sus planes en junio. Según un representante de Meta, los reguladores europeos tardan más en interpretar la ley que sus homólogos en otras regiones, como el Reino Unido, donde Meta sí lanzará sus modelos de IA
Este escenario crea una IA a dos velocidades, con una versión para la UE y otra más avanzada para el resto del mundo, algo que ya está ocurriendo.