El auge inesperado del perfume: el nuevo ritual de los más jóvenes
Los chavales que antes compraban desodorante de 3 € en el súper ahora coleccionan fragancias de Tom Ford o Maison Margiela. Graban vídeos aplicándose hasta siete perfumes antes de dormir. Sus “armarios de fragancias” valen más que su móvil.
En solo un año, el gasto en perfumes ha subido un 26 % entre los jóvenes, y el 60 % prefiere fragancias de lujo. ¿La causa? TikTok. Pero ojo: en TikTok no solo se venden perfumes, se venden rituales de identidad.
Ya no es solo colonia para salir de casa. Hay perfumes para estudiar, para jugar a videojuegos, para cada estado de ánimo. Una botella es mucho más que un producto: es un sistema operativo emocional.
¿Y la tendencia más inesperada? También la impulsan los usuarios que están tomando Ozempic y otros medicamentos para perder peso. Tras cambiar su relación con la comida, encuentran placer sensorial en los olores. Por eso vemos fragancias con notas a croissant, tomate cherry o malvavisco tostado.
En 2024 el olfato es el nuevo sabor.
Esta transformación cultural abre una nueva oportunidad para la industria de la perfumería. Los consumidores ya no solo buscan una buena fragancia, sino experiencias, narrativas y rituales que reflejen su estilo de vida y su mundo emocional. Las marcas que sean capaces de comprender y responder a esta nueva necesidad —creando gamas más sensoriales, colecciones temáticas o experiencias personalizadas— no solo verán crecer sus ventas, sino que se convertirán en auténticos referentes en este mercado en expansión.