Volkswagen, a pesar de ser un líder global en su sector, enfrenta una compleja situación económica marcada por una Alemania al borde de la recesión y crecientes tensiones con su comité de empresa. En una medida sin precedentes en sus 87 años de historia, la compañía está considerando el cierre de fábricas en su país de origen y la implementación de despidos forzosos como parte de su estrategia para reducir costos.

Volkswagen lleva desde 2023 aplicando un severo plan de reducción de gastos con un impacto estimado de 10.000 millones de euros hasta 2026. El plan incluyó una disminución del 20% en los costos administrativos, así como el recorte de muchos privilegios para sus empleados de alto rango. Sin embargo, estos recortes se han quedado cortos.

VW ha registrado una caída del 68% en sus ganancias en el segundo trimestre, con un margen de beneficio de solo el 0.9%, frente al 4% del primer trimestre.

El aumento de los costes, incluidos los salarios más altos, y las bajas ventas de vehículos eléctricos de la compañía, nuevos competidores de China, con precios competitivos, están ganando participación en el mercado europeo son algunos de los problemas a los que se enfrenta el grupo.

Volkswagen debe vender más coches eléctricos para cumplir con los límites de emisiones de la Unión Europea, cada vez más estrictos, que entrarán en vigor el próximo año. Sin embargo, la compañía está viendo menores márgenes de beneficio en esos vehículos debido a los altos costos de las baterías y a la menor demanda de vehículos eléctricos en Europa, causada por la retirada de subsidios al consumidor y la lenta expansión de estaciones de carga pública.

Mientras tanto, los vehículos eléctricos de VW también enfrentan una dura competencia en China por parte de modelos fabricados por compañías locales.

Los fabricantes de automóviles del mundo están en una batalla por el futuro, gastando miles de millones para hacer la transición hacia coches eléctricos de bajas emisiones, en una carrera por crear vehículos competitivos en precio y con suficiente autonomía para convencer a los compradores de cambiar. China tiene docenas de fabricantes de automóviles que producen vehículos eléctricos más baratos que sus equivalentes europeos, y uno de cada cinco vehículos eléctricos vendidos en Europa es de fabricación china.

La importancia de los recortes

Volkswagen cuenta con 10 plantas de ensamblaje y fabricación de piezas en Alemania, donde trabajan 120,000 de sus 684,000 empleados a nivel mundial. Como el mayor fabricante de automóviles de Europa.

Según las declaraciones del director financiero del Grupo Volkswagen, Arno Antlitz, realizadas durante una reunión en la sede de la empresa en Wolfsburgo, “Volkswagen solo tiene uno, tal vez dos años para cambiar su rumbo”. Antlitz explicó a los presentes que habían detectado que el mercado europeo se había contraído tras la pandemia y según sus datos era poco probable que volviera a los niveles previos al Covid. Lo que significa que Volkswagen no está perdiendo su poder atractivo para vender coches, sino que en realidad hay menos demanda para todos los fabricantes. Si encima le unimos la baja popularidad del coche eléctrico, los analistas piensan que se venderán medio millón de coches menos por año (el equivalente a dos plantas), por lo que esperan en esos dos años comentados recortar la producción y reducir los costes para poder estabilizar la compañía.

Oliver Blume, consejero delegado de Volkswagen, el cuál recordó que “ya no llegan cheques de China”. La marca alemana está perdiendo la batalla en suelo chino frente a las marcas locales y eso repercute directamente en unos ingresos que antes llegaban a la sede de Wolfsburgo. Además, comentó que “unas pocas pérdidas de empleos hoy podrían evitar una tonelada más mañana, por lo que espero que juntos podamos implementar medidas adecuadas para ser más rentables llevando a la marca al lugar donde se merece”.

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